miércoles, 30 de julio de 2008

Juan Carlos Contreras Sosa: un espíritu joven


ENTREVISTA A JUAN CARLOS CONTRERAS SOSA, ARTESANO ZAPOTECO Y PROMOTOR DE CULTURA AMBIENTAL, GANADOR DEL PREMIO NACIONAL A LA JUVENTUD INDIGENA 2007 EN LA RAMA DE CONSERVACION Y APROVECHAMIENTO DE LOS RECURSOS NATURALES.

 

Por: Laura ESCOBAR COLMENARES


LA TRADICIÓN TEXTIL Y LA RECUPERACIÓN DE LA IDENTIDAD INDÍGENA

Para Juan Carlos Contreras Sosa, Premio Nacional a la Juventud Indígena 2007, la naturaleza es su casa “las plantas, los árboles, los animales, los alimentos, el chocolate, el pan, todo lo que tiene espíritu merece respeto”.

Artesano de origen zapoteco, Juan Carlos de 25 años pertenece a la comunidad de Teotitlán del Valle en Oaxaca, donde 90 % de su población se dedica a la elaboración de textiles de lana “al tejer y formar diseños, vamos plasmando nuestra cultura, lo que forma parte de la comunidad; la naturaleza la expresamos a través de los colores, los tintes que usamos son de plantas, de árboles, de insectos como la grana cochinilla, todos provienen de seres vivos, que aparte de cumplir una función importante en el equilibrio ecológico, nos ayudan a obtener nuestro sustento y a recrear nuestro ser zapoteca”.

Juan Carlos dice que a través de la tradición textil, él ha podido apreciar la sabiduría, reconocer los valores y los conocimientos de hombres y mujeres de su comunidad, descubriendo tradiciones que identifican a Teotitlán de otros pueblos, permitiéndole recuperar su identidad indígena a partir del conocimiento de su propia cultura.

Juan Carlos Contreras se hizo merecedor a este premio en la rama de conservación y aprovechamiento de los recursos naturales, por su trabajo en el Centro de Arte Textil Zapoteco Bii  Daüü, organización dentro de la cuál trabaja para mejorar el textil artesanal mediante el rescate de los tintes naturales, con prácticas ecológicas de cultivo y uso. Así mismo, participa con el grupo de jóvenes Tripulación SA donde promueve con sus compañeros y compañeras el consumo responsable, la utilización de materiales biodegradables, la reutilización, acopio y reciclaje de productos, llevando a cabo pláticas y talleres con personas de la comunidad.

Sobre el papel que desempeña la juventud como un factor del cambio social en la vida comunitaria, Juan Carlos considera que es necesario abrir espacios de participación donde los jóvenes puedan opinar dentro de la comunidad, de manera organizada, mediante la formación de grupos “permitiendo presentar iniciativas que creemos benéficas para nuestro pueblo. Como jóvenes luchamos por espacios donde podamos hacernos oír y expresar lo que pensamos, compartirlo y transmitirlo”.

Por eso, la conformación y el quehacer de organizaciones de base “es muy importante, porque los que las integran son quienes viven directamente las necesidades en el trabajo, de su propia realidad. Estar conformados en una organización permite platicar, acordar, consensuar, buscar soluciones, resolver problemas. Varias personas unidas con un mismo objetivo brindan la oportunidad de salir adelante” comenta el joven artesano.

Como en muchas otras comunidades de Oaxaca, ante la escasez de fuentes de empleo e ingreso, parte de la población de Teotitlán del Valle ha tenido que emigrar a otras ciudades del país o a Estados Unidos, lo que ha generado cambios en la vida general de la comunidad, en palabras de Juan Carlos, antes no había tanto contacto con el exterior “ahora hay mayor comunicación; hay migrantes, gente que regresa del extranjero o de otras ciudades del país, llega con otras formas de pensar, de trabajar. Ellos han influido en el estilo de vida de la comunidad, las diferencias son notorias con relación a la participación, el hecho que una persona salga del pueblo, le da la oportunidad de conocer más, de tener otra visión, esto es lo positivo. Sin embargo, en ocasiones ya no hay coincidencias en las formas de pensar, sobre todo en los comités, en los puestos de mando, lo que dificulta la toma de decisiones”.

Los jóvenes no están exentos de las influencias externas, de los estilos de vida generados a partir de la migración “la forma de vestir, la música que escuchan, es la influencia más notoria”, afirma Juan Carlos. Él opina que los jóvenes tienen que buscar opciones de desarrollo en sus comunidades de origen y así disminuir la emigración en busca de mejores medios de vida, ya que para el caso de su comunidad, como complemento a la elaboración de artesanías, se puede desarrollar el aspecto turístico, generando opciones de  hospedaje, alimentación y recorridos por el pueblo. Por otra parte, se puede continuar con la mejora de los textiles, crear diseños prácticos y útiles, que tengan oportunidad de colocarse en el mercado. Con relación al campo, se pueden generar ingresos extras a través de la producción con el uso de tecnologías adecuadas. En todos estos aspectos los jóvenes pueden participar activamente aportando sus conocimientos y aptitudes.

Ante el crecimiento de entornos urbanos y de la avasallante globalización, no es fácil preservar una cultura indígena “en Teotitlán se han hecho varios trabajos por parte de la comunidad. Hay muchas personas comprometidas en el museo comunitario, realizando eventos para conservar nuestra cultura, que impulsan el reconocimiento y la importancia de la gastronomía, como es la fiesta del tamal. Se ha llevado a cabo también el Encuentro de Pueblos Zapotecas, ha habido actividades para la difusión del valor de los granos nativos, como el maíz; la gente sí está consciente de la importancia de las cosas que se tienen y de las que corren peligro de desaparecer. Hay varias costumbres que aun se conservan, reflejadas en ceremonias como en los casamientos, los bautizos, las fiestas patronales, donde vemos la relevancia de las flores y de los alimentos” explica Juan Carlos.

Al preguntarle sobre lo que representa ser el ganador del Premio Nacional de la Juventud indígena, Juan Carlos nos dice “Es algo muy importante, me ha traído una buena experiencia. El hecho de compartir el premio con otros jóvenes, conocer su trabajo para el bien de sus comunidades, permite ver que no estás solo, sabes que en otros lugares también hay gente que tiene sueños, que tiene metas. A la vez, me hace reconocer que en los proyectos en los que estoy participando están bien, que vamos por buen camino, es una buena señal. Recibir un premio no es llegar al final, es sólo un escalón en la vida. Esto implica un compromiso; voltear hacia tras y ver lo que has hecho te da más seguridad. Me siento privilegiado por formar parte de Bii Daüü, de Tripulación, de la agrupación de jóvenes para Cristo, sé que sin su apoyo no lo hubiera logrado, mis compañeros y compañeras me han impulsado, también el compromiso es con ellos, tengo la responsabilidad de apoyarlos, motivarlos, ayudarlos, de continuar trabajando por nuestros sueños” concluyó. 

1 comentario:

Anónimo dijo...

good