sábado, 13 de octubre de 2007

Amanecer en el Zócalo

Sandra Liliana Ramírez Barrera
sandrali31@hotmail.com


Amanecer en el Zócalo
Los 50 días que confrontaron a México
Elena Poniatowska
2007
Editorial Planeta
395 pp.

Como una ciudad dentro de una ciudad, es una de las maneras en que Elena Poniatowska define a uno de los movimientos con mayor trascendencia en la política mexicana, que se sintetiza en la figura de Andrés Manuel López Obrador, ex candidato a la presidencia de México.

En Amanecer en el Zócalo, Poniatowska ofrece a los lectores un paseo por las entrañas de los campamentos levantados por los simpatizantes de AMLO, desplegados en la avenida Paseo de la Reforma y el corazón del país, la Plaza de la Constitución, durante el 2006.

Historias que se funden en la gran urbe, cimentadas en hombres y mujeres que representan mayoritariamente a la clase obrera y campesina mexicana, son recopiladas por la narradora quien, a manera de diario, extrae de los fugitivos labios del tiempo las frases de alegría y apoyo al Peje.

Con un lenguaje coloquial y sencillo la escritora, varias veces galardonada por sus producciones literarias, describe el momento histórico sin discriminar a sus protagonistas: desde la humilde vendedora de tamales, la mexiquense doña Herminia que se emociona por un beso de López Obrador, las pejeviejitas Luchita y Anastacia, hasta los más “altos” políticos involucrados en la contienda electoral, que incluyen a personajes como el “innombrable” y la “chachalaca”.

La crónica de los 48 días de plantón es apoyada por notas informativas, columnas de opinión y entrevistas publicadas en los periódicos nacionales e internacionales, la mayor parte desfavorables para el movimiento al subrayar, de manera enfática, el rechazo al paralizar dos de las vías más importantes de la ciudad de los Palacios a favor de un movimiento político, a lo que la misma Poniatowska se suma, reflexionando para sí: “Me preocupa mucho su enojo pero como ya van veinte veces que lo digo, no tiene caso repetirlo”.

En Amanecer en el Zócalo la autora de obras como La noche de Tlatelolco (1971), Nada, nadie, las voces del temblor (1988) y la recién ganadora del Premio internacional Rómulo Gallegos El tren pasa primero (2006) se incluye en el desarrollo de esta historia, tanto en su papel de cronista como en el de participante activa del movimiento, subrayando el hecho de que es el mismo López Obrador quien, con una frase directa, de nueva cuenta le pide su ayuda, anteriormente dada por Elena a raíz del desafuero en contra del tabasqueño: “Quiero que seas mi asesora, hagas propuestas y te entrevistes con el mundo de la literatura, del arte y de la ciencia para hacer un proyecto de cultura”.

Confesando su debilidad para negarse la autora, titubeante, ingresa al polémico movimiento político, al que se suma además Jesusa Rodríguez, actriz y principal activista en el plantón, a quien Elena conoce desde hace 26 años y que califica como la “sacerdotisa” del megaplantón: abierta, aferrada e irreverente, una mujer que gusta de los huipiles y de portar orgullosa su casco de minero.

De esta manera tenemos a la escritora entusiasmada al tener contacto con las miles de almas anónimas hacinadas en los campamentos, donde lejos de apropiarse de los templetes y protagonismos, disfruta paseando puerilmente entre edredones, tiendas de campaña y cocinas improvisadas, preguntando y curioseando dentro de un ambiente que transforma al frenesí citadino diario, en un espacio que es descrito por Elenita como un mundo de convivencia, solidaridad y organización.

A pesar suyo la periodista también integra en la crónica las incomodidades que representa el vivir a cielo raso, guareciéndose bajo el techo de una tienda de campaña ante una fuerte granizada, o bien utilizando los servicios sanitarios improvisados, a los que arrepentida de usar, resume bajo la frase: Ví y olí y salí espantada de la miseria humana.

Con sus 74 años y una impresionante trayectoria literaria bajo el brazo, la novelista lee, analiza y asocia el origen del megaplantón a un contexto histórico de corto plazo que converge en AMLO, desde la demanda generada por el predio El Encino, su desafuero y el proceso electoral, pero sin detenerse en sus pormenores.

A la vez que transcurre el megaplantón, la curiosa Poniatowska mantiene un diálogo abierto consigo misma, preguntándose en ocasiones su afán de adherencia al movimiento con frases como ya quiero que se acabe, ya quiero estar en mi casa escribe y escribe la novela. Plasma sus dudas, traslada su opinión al papel, su pensamiento al bloqueo, el cual rechaza pero que a la vez magnifica en razón de su protagonista.

Se trata de una narración que reposa en la esencia de una corriente social originada en una conciencia opuesta a los intereses establecidos por las instituciones de la derecha. Es la crónica del movimiento que, lejos de mantenerse en una esencia blanda, logra adueñarse de la historia del 2006 en dos meses, repercutiendo positiva o negativamente en afiliados y ajenos a la lucha por el poder, contextualizada en la agonía del “sexenio del cambio”.

Los últimos dos días que abarca el diario están dedicados al nombramiento de López Obrador como “presidente legítimo” y al levantamiento del plantón después del veredicto del TRIFE en contra del perredista, con lo que quedó atrás el espacio que fue ocupado por gente soñadora que creía en un ideal inspirado en un solo personaje: AMLO.


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