jueves, 4 de octubre de 2007

El juego de espejos

Sulma E. Perzabal
sulmaperzabal@yahoo.com.mx


El juego de espejos

TÍTULO: Foe.
AUTOR: J.M. Coetzee.
EDITORIAL: Grupo Random House Mondadori, S.A. de C.V.
1ª. Edición en español: 2006.
Traducción de Alejandro García reyes
No. De págs. 157

La frase de Enrique de Hériz, “Un intenso debate en torno a la identidad que convierte al ser humano en materia de reescritura permanente” encierra el sentido y significado de la novela Foe del escritor sudafricano J. M. Coetzee, galardonado con el premio Nobel de literatura en el 2003.

Foe es la historia de una mujer inglesa llamada Susan Barton, que en búsqueda de su hija viaja a Bahía, una isla de Brasil donde permanece dos años, sin encuéntrala. Decide embarcarse de regreso a Londres con una tripulación que se amotina contra su capitán, al que matan. A Susan los marinos la abandonan en un bote a la deriva. La mujer logra llegar a una isla, la isla de Cruso y su criado Viernes quien no tiene lengua y como consecuencia no llega a acceder al privilegio del habla y todo lo que esto significa, comunicándose él con Susan y Cruso a través del lenguaje corporal, siendo éste un puente de interacción entre estos dos seres civilizados y el joven primitivo.

El tiempo y la soledad juegan un papel fundamental en la historia como lo expresa Susan quien también es la narradora, cuando pregunta a Cruso por las circunstancias que lo llevaron a la isla: “El paso de los años como el aislamiento habían cobrado su tributo a la memoria, y ya no se sabía a ciencia cierta dónde acababa la verdad y dónde empezaba la fantasía”. Después de un tiempo en la isla, llega una embarcación y los rescata a los tres, pero Cruso fallece en el camino. Viernes se convierte en el motivo de atención de Susan, quien se preocupa y especula sobre su origen y personalidad.

La náufraga al llegar a Londres pretende ahora contar su historia en la isla, para lo cual se contacta con un escritor, Foe, con quien debate la forma en que se escribirá su novela. Tanto usted como yo sabemos dice Foe a Susan, “Aunque nuestra experiencia sea distinta, hasta qué punto el escribir no es sino una mera divagación, créame si le digo que en mi vida de escritor a menudo me he visto perdido en el laberinto de la duda, el narrador ha de adivinar qué episodios de la historia prometen aportar algo al conjunto, extraer sus significados ocultos o ir trenzándolos como se cruza una cuerda”. El diálogo entre Susan y Foe nos ilustra sobre la dificultad técnica literaria que un autor debe superar para contar de forma escrita una historia real.

En las vivencias de los personajes, al relatarlas Susan, transforma sus identidades y les otorga un sentido a sus vidas al ser reconocidas por la novela. La obra es una reescritura de un clásico de la literatura universal, “Robinson Crusoe”, de Daniel de Foe, escrita en 1719. Coetzee crea una nueva versión con los mismos personajes (Cruso y Viernes) y renovándola con nuevos personajes (Susan Barton y Foe).

Algo interesante es cómo maneja Coetzee el naufragio en la historia, abordando en los personajes el miedo a la soledad, la esperanza de volver a la civilización, la sobrevivencia y la desigualdad social: “Si la providencia tuviera que velar por todos nosotros, ¿quién quedaría para recolectar el algodón y cortar la caña de azúcar? Para que prosperen los negocios del mundo, la providencia ha de velar unas veces y dormir otras, como hacen las criaturas inferiores…”

Leer Foe es una forma de mirar “la libertad”, el deseo de ver a los seres queridos después de una larga ausencia y sufrimiento, tal vez pensar más en la vida que en la muerte, ya que la existencia de Susan, Cruso y Viernes en la isla era como estar en una prisión, no de paredes y rejas sino de pensamiento con el imperativo de vivir con uno mismo y los demás: “Todos debemos cultivar una cierta ignorancia, una cierta ceguera, o la vida en sociedad se haría intolerable”.

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